martes, 5 de abril de 2011


Ha sido lo más etéreo que he visto en mi vida, su paso a pesar del peso de kimono y los zapatos era sumamente delicado, su piel, perfecta, nunca más dejé de comparar las pieles blancas de las mujeres que habría de recorrer en mi vida con la de sus manos y cara, su boca, un rubí perfecto, pequeña y sinuosa en el valle blanco en que se acomodaba.
Su cabello peinado de una manera que mis ojos jamás habían visto, era muestra de la perfección que ella representaba, ella no es como el resto de los mortales, ella es un ángel, es una evocación exótica del paraíso, de jardines prohibidos, de sonrisas, de cantos y bailes, el recuerdo de la única ves que morí por un instante, pues mi corazón al verla se detuvo, porque su recuerdo habrá de penarme hasta el fin de mis días...

Ella es una geisha...

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