lunes, 1 de octubre de 2012

Ius Sanguinis


Querida:


Las siguientes palabras, llevo practicándolas tanto años como tú llevas en el mundo, todas las personas tienen algo en común, algunas los gustos de música, de libros, de pensamiento, de vida, otras una cultura, tú y yo tenemos en común algo único: nuestro origen, no quiero que pienses que quiero hacerte daño, jamás lo haría, sólo quiero que conversemos, que un día tú y yo hablemos de la vida, de cómo nos ha tratado, de por qué estudiamos cosas tan distintas, en qué nos parecemos, que amamos y que odiamos, cuáles han sido tus peores y mejores momentos.
No sabes cómo quiero hablarte de mi familia, de mi hijo, de lo que sueño, de lo que temo, de lo que quiero, quiero conocerte, quiero hablar contigo, quiero saber si todo lo que me han dicho de ti es cierto, no te pido nada más, sólo pido un momento de tu vida, un momento de tu vida para saciar la curiosidad que ha movido la mía.
Si aceptas, te esperaré en el lugar indicado, iré sola, para causarte gran impresión, sé que debe ser difícil esta situación para ti, lo sé porque también lo es para mí, pero no te preocupes, sino aceptas entenderé y  no te molestaré más.

Cuidate mucho y saludos a tu hermana, nuestra hermana...